Procesos en las Viñas del Bierzo
Empezar diciendo que este artículo sobre los procesos en las viñas del Bierzo los catalogaremos en base a los grandes cambios que han afectado a nuestra viticultura y sus vinos en los últimos años (densificación, racionalización de las plantaciones, mecanización, etc.).
La búsqueda de objetivos de calidad tanto en los vinos del Bierzo, así como en la preservación del territorio, han cambiado significativamente el enfoque conceptual de la gestión del terreno del viñedo.

También hay que tener en cuenta que las técnicas de gestión del suelo y de las malas hierbas pueden influir significativamente en los resultados agronómicos y medioambientales importantes de una zona.
Objetivos de los procesos en las viñas del Bierzo
Contenidos
La administración del terreno suele consistir en combinar diferentes técnicas. No existe una solución universal aplicable a la totalidad de los viñedos.
Para poder confeccionar un abanico de procesos en las viñas del Bierzo eficaces para los tratamientos de los terrenos en los viñedos del Bierzo, los meditaremos en función de los siguientes objetivos:
- Administración de las malas hierbas o maleza.
 - Vigilancia del vigor y de la calidad de la producción.
 - Observación de la erosión del terreno en pendientes.
 
- Mejora de las propiedades físicas y biológicas del suelo (facilidad de tránsito).
 - Reducción de los fenómenos de compactación y de los desequilibrios nutricionales).
 - Protección del medio ambiente.
 
El viticultor, como es sabido, dispone de varias soluciones. Sin embargo, la eficacia de las técnicas de gestión del terreno así como el control de las malas hierbas depende de la aplicación apropiada de las herramientas más convenientes.


Teniendo en cuenta las diferentes condiciones en las que se desarrolla la viticultura en nuestros viñedos y las directrices de plantación.
La tendencia actual es la integración de diferentes tipos de gestión, por ejemplo el deshierbe o la labranza en hilera.

Con una gestión adecuada de los suelos de viñedos y sus procesos nos permite lograr importantes metas como por ejemplo :
- Controlar el vigor del viñedo y calidad de la producción.
 - Conservar y mejorar las propiedades físicas y biológicas del suelo.
 - Combatir la erosión del suelo y proteger el medio ambiente.
 - Mantener la biodiversidad y la estabilidad del paisaje montañoso.
 - Permitir el tránsito por las parcelas.
 - Gestionar las malas hierbas durante ciclo vegetativo de la vid.
 
Malas hierbas
La producción sostenible de uva implica la aplicación de prácticas de gestión que controlan las malas hierbas, mantienen el rendimiento de la vid y conservan la calidad del suelo.
Las prácticas convencionales de gestión de las malas hierbas incluyen la aplicación de herbicidas y/o el cultivo.
Estas prácticas comprometen la calidad del suelo al limitar la adición de materia orgánica, exponiendo la superficie del suelo, dejándolo así propenso a los procesos de degradación.
La necesidad de reducir costos y hacer que la producción de uva sea más sostenible ha impulsado la búsqueda de prácticas alternativas de control de malezas que optimicen la producción.
Por esta razón, es imperativo comprender cómo las diferentes prácticas de manejo de malezas modifican las interacciones vid-maleza.

Un requisito indispensable para intervenir en el control de las malas hierbas, es el conocimiento de la flora de las hierbas del viñedo.
Esto se basa en la duración del ciclo vegetativo (anuales, bienales, perennes o vivaces), el modo de propagación, etc.
Catalogación de las malas hierbas
Según la duración de su ciclo biológico, las malas hierbas podemos clasificarlas en:
Anuales, malezas que se reproducen sólo por semillas y cuyo ciclo biológico (desde la germinación a la difusión) se completa en 7-9 meses en un año natural si nacen a finales de invierno principios de primavera, o a la vuelta de dos años naturales si han nacido en otoño.


Bienales, malas hierbas que se reproducen sólo por semilla pero cuyo ciclo biológico se desarrolla en más de 12 meses a caballo entre dos años naturales.


Malezas perennes que se reproducen por semillas y brotes que pueden vivir durante varios años seguidos.


Superando el momento desfavorable del año así como por semillas con brotes. Más o menos enterrados, llevado por estructuras de reproducción vegetativa como rizomas, bulbos, tubérculos etc.
Esta distinción es fundamental para el control de las malas hierbas, en particular cuando especialmente se utilizan herbicidas.
Herramienta principal de un Proceso básico en los viñedos
Dentro del escenario de las distintas técnicas de gestión de plagas en los viñedos, la labor mecánica del suelo sigue siendo una de las principales herramientas operativas.
Los objetivos básicos de la labranza mecánica son esencialmente:
- Control de las malas hierbas durante el ciclo de crecimiento de la vid (posibilidad de permitir desarrollar una cubierta vegetal durante el periodo invernal).
 - Enterramientos de abonos y cualquier materia orgánica.
 
- Aireación y descompactación del suelo.
 - Preparación del suelo para un mejor uso del agua de las precipitaciones, etc.
 
Los métodos de ejecución y el número de intervenciones varían en relación a una serie de factores, tales como:
- Las características físicas y químicas del suelo.
 - La ubicación (colina o llanura).
 - La cantidad y la distribución de la lluvia.
 - La composición de la flora de maleza.
 

Trabajando aspectos positivos
- Permiten eliminar la flora de malas hierbas
 - Permitir una mejor utilización de agua de lluvias
 - Favorecen la descomposición de residuos de poda
 - Dificultar la propagación de plagas animales y vegetales
 
Trabajando aspectos negativos
- Dificultan la transitabilidad de máquinas para tratamientos con plaguicidas y cosecha
 - Favorecen la compactación del suelo
 - Promueven la formación de suela de labranza o pie de arado
 - Causan daños a las vides
 - Exponen los viñedos en pendiente al peligro de erosión
 
Equipos
Los equipos que pueden utilizarse para la labranza incluyen arados, motocultores, máquinas de pala, rastra de discos en acción, rastra de púas rígida, tipos de arrancadores y gradas.
Para el laboreo en profundidad existen varios tipos de implementos disponibles, con dispositivos de limpieza de hileras generalmente hidráulicos, a veces también mecánicos.
Los dispositivos de trabajo pueden ser de tipo arado, de tipo cuchillo, cultivador, disco cóncavo, grada rotativa y más.
Otros equipos utilizados durante los procesos en las viñas son los subsoladores con uno o más anclajes, utilizados para mejorar drenaje y para reducir la compactación por donde pasan las ruedas motrices.

- Arado adecuado para trabajar en laderas.
 - Pequeño cultivador con dispositivo de limpieza de tocones.
 - Arado de topo en la descompactación y de drenaje.
 - Fresa con erpice rotante.
 
Aunque, como se ha dicho, con la labranza se persiguen diferentes objetivos, en el caso del control de las malas hierbas de la maleza, la cadencia de la mecánica intervenciones mecánicas varía según la tendencia estacional y según la presión anual de la maleza.
Hierbas.
La forma más sencilla y extendida de obtener el desarrollo de una cobertura de hierba en la superficie de un viñedo es dejar crecer la flora espontánea y someterla a una siega periódica.
Las pautas de trabajo son diversas y pueden aplicarse en toda la superficie o sólo en la franja a lo largo de la fila.
En este último caso hay arado superficial para apisonar en verano, el laboreo a finales del invierno y dos o tres laboreos de primavera-verano.
Sin embargo, la «escarda mecánica» a lo largo de la hilera es una operación delicada, especialmente en las laderas y con pequeñas distancias en la fila.
Se debe evitar absolutamente en zonas especialmente susceptibles a la erosión.
Siempre hay que tener en cuenta el estado del suelo; de hecho, hay que procurar evitar cualquier tipo de labranza con humedad porque esto provocaría inconvenientes muy graves.
Como sería la compactación, asfixia radicular, inutilización de los suelos, especialmente en suelos arcillosos. En sistemas muy densos, trabajar la hilera inferior puede causar daños a las vides.
Cobertura o cubierta vegetal
La mayor atención a los problemas de carácter medioambiental, la necesidad de una producción cuantitativamente menor y la producción de calidad han impulsado los viticultores a revisar sus estrategias de gestión del suelo, dando un papel destacado al pasto.
Con el menor de las intervenciones de laboreo es capaz de equilibrar la interacción entre clima – vid – suelo.

La cubierta vegetal se practica desde hace mucho tiempo, sobre todo en las zonas de alta pluviosidad para combatir la erosión en los viñedos en las laderas.
Hoy en día también está ampliamente desarrollado en otros entornos para cumplir con la objetivos de controlar el vigor de la vid.
El cultivo intercalado de pasto es, de hecho, el modo de producción más avanzado, que defiende la fertilidad y mantiene los equilibrios vegetativos y medioambientales.
También es capaz de equilibrar la interacción entre clima – vid – suelo.
Los pastizales deben considerarse un verdadero cultivo relacionado con la vid, obviamente no para la producción, sino para la gestión agronómica del suelo.
Por lo tanto, debe controlarse adecuadamente en relación con la disponibilidad de agua y a la actividad de crecimiento de la vid.
Para limitar la competencia con la vid, especialmente en suelos que no son muy fértiles.
En los primeros años es mejor césped sólo en una parte de la superficie del viñedo, por ejemplo, cada dos hileras (25%), o en hileras alternas (50% de la superficie).
Efectos positivos
Es una técnica de gestión del suelo con múltiples beneficios.
Protección y fertilidad del suelo:
Limita la escorrentía del agua y arrastre del suelo en el partes bajas de las parcelas; es por lo tanto, un medio eficaz para combatir la erosión en los viñedos en pendientes.
Enriquece el suelo blando favoreciendo indirectamente la estructura y porosidad del mismo.

Mejora la capacidad de carga, facilitando así la accesibilidad de los medios mecánicos en todo momento cuando es necesario intervenir (tratamientos, cosecha, etc.).
Reduciendo significativamente significativamente la compactación del suelo; contiene los daños por asfixia radicular; reactiva la microflora y la microfauna del suelo.
Especialmente en suelos fértiles, representa la herramienta más eficaz para reducir el vigor de la vid y regular la producción favoreciendo una mejor preparación para el rodaje y mejor calidad de la cosecha.
Permite controlar el desarrollo de las malas hierbas.
Efectos positivos nutricionales
También hay una serie de efectos positivos en las condiciones nutricionales del suelo como la mejor translocación en profundidad de elementos conocidos, como el fósforo y el potasio.
Una mejor absorción de elementos para la actividad intensa de restitución e intercambio que es establecido entre los sistemas de raíces hierba y vides.
Con la presencia de la cubierta vegetal también se determina una disponibilidad más regular de los nutrientes a lo largo del tiempo.
Así mismo hay un «efecto amortiguador» con fluctuaciones periódicas limitadas en la disponibilidad de elementos, un fenómeno que es particularmente importante para el nitrógeno.
Puede, por un lado, limitar su lixiviación, con consecuencias positivas para el medio ambiente y, por otro lado, frenar sus excesos en determinadas fases del ciclo de producción de la vid.
Ventajas de una medicina nutricional
La contención de la vegetación (disminución del vigor) conduce a una limitación de la superficie de la hoja, mejora por tanto la exposición de los racimos a luz.
El sistema de raíces de la vid se desarrolla más profundamente, por lo que se reduce la aparición de clorosis y otras deficiencias. Los ataques de botrytis se reducen, mejorando así la salud de la vendimia.
Influye sustancialmente en la calidad de los mostos y los vinos:
- Anticipa la maduración de la uva.
 - Promueve la gradación del azúcar.
 - Aumenta el contenido de alcohol así como disminuye la acidez total.
 - Mejora la calidad y el contenido en polifenoles y antocianinas.
 
Por lo tanto, es una técnica más respetuosa con el medio ambiente al limitar la lixiviación de los fertilizantes (nitratos) y los productos fitosanitarios.
También reduce el uso de herbicidas y estimula la actividad biológica (microorganismos, lombrices, etc.).
Gracias a una mejor aireación del suelo y la presencia de materia orgánica.
Y no menos importante, hace que el paisaje sea más agradable.

Por último, desde el punto de vista de la gestión, es una solución menos costosa que la labranza. Uno tiene, de hecho, una reducción del tiempo de trabajo (poda en verde, poda en seco, etc.).
En relación con un menor vigor pero, sobre todo, porque cortar la hierba 3-4 veces al año es más rápido que la grada o el fresado y menos exigente que la grada o la molienda y menos intensiva en energía.
Efectos negativos
Además de los importantes efectos positivos que acabamos de ver, hay que tener en cuenta, sin embargo que los pastizales ejercen competencia por el agua y los nutrientes contra la vid con posibles repercusiones en su actividad vegetativa y productiva.
La competencia por el agua constituye un problema real donde no es posible el riego y en entornos que se caracterizan por ser irregulares o escasas las precipitaciones.
Este aspecto adquiere una gran relevancia no sólo en relación con las características climáticas de un determinado ámbito particular.
Sino también, en una medida nada despreciable, en relación con la naturaleza del suelo, es decir, su capacidad de retención de agua.
En cualquier caso, la técnica de la cobertura de hierba tiene amplias posibilidades de adaptación.
Técnicas para una cobertura vegetal en el viñedo
Por estas razones, en la realidad operativa, es cada vez más frecuente recurrir a la cobertura artificial con siembra de especies puras o, mejor, de mezclas adecuadas.
En cualquier caso, antes de aplicar cualquier tipo de cobertura vegetal, es necesario evaluar cuidadosamente la situación de cada explotación.
Teniendo en cuenta la naturaleza del suelo, la pluviometría, los rendimientos, la disposición y las características del viñedo, etc.
Además, hay que tener muy presentes los problemas que hay que resolver, como la erosión, fertilidad agronómica, transitoriedad del suelo, equilibrio vegetativo-productivo del viñedo.
Una vez definidos los objetivos, convendría elegir las variedades más adecuadas o especies.
Criterios para la elección de las especies
Salvo en casos especiales, el factor que más condiciona la elección de las especies y la composición de las mezclas es, como siempre, la disponibilidad de agua.
Esto significa que es esencial elegir una o más especies que tengan necesidades limitadas de agua; raíces que no están muy bien desarrolladas en la producción.
Las leguminosas, en general, tienen una capa vegetal menos contigua, una biomasa con un contenido de agua excesivo, una menor resistencia al pisoteo y una escasa aptitud para el tráfico de máquinas.

Como norma general, es aconsejable utilizar mezclas de 2-3 especies con características complementarias.
Mezclas que combinen especies con diferentes velocidades de establecimiento y duraciones, para conseguir una mayor adaptabilidad a diferentes situaciones.
Por lo tanto, es necesario conocer a fondo las principales características de las especies, pero sobre todo tener en cuenta y examinar, dentro de cada especie, los caracteres y aptitudes de las variedades.
Forrajeras

Dentro de las gramíneas, y tomando como ejemplo la Festuca arundinacea, existen en el mercado variedades forrajeras.
Muy productivas y, por tanto, competitivas, que, si se utilizan en los viñedos, crean serios problemas a la vid.
Variedades de segunda generación con un desarrollo más limitado.
Variedades de introducción muy reciente de tamaño y desarrollo más modestos.
Lo mismo ocurre con Lolium spp, Festuca rubra, Poa pratensis y Festuca ovina, que muestran, dentro de sí, diferentes características de competitividad, persistencia y durabilidad.
Sin embargo, una leguminosa que puede utilizarse en suelos de textura media para la siembra de vides es el Trifolium repens, una especie permanente por su capacidad de propagación vegetativa.
No es especialmente agresiva y puede en algunos casos (años especialmente favorables) dar lugar a un crecimiento vegetativo que retrase la lignificación y la maduración de los sarmientos (agostación).
Por lo tanto, sólo debe utilizarse en mezclas con hierbas. Tiene una persistencia media y es fácilmente penetrable por la flora espontánea.
Gramíneas
Una vez descartadas todas las variedades de forraje, es necesario orientar la elección hacia las gramíneas y leguminosas mejoradas y seleccionadas para distintos fines.
Es decir, para material que no se destina a la producción de biomasa. Con bajas necesidades de nutrientes.
La preferencia dada a las gramíneas en la composición de las mezclas, frente a las leguminosas, está ligada a algunas características importantes de estas plantas.


Establecimiento rápido (especialmente en las laderas), competitividad frente a las malas hierbas, crecimiento moderado limita la competencia y el mantenimiento, resistencia al pisoteo y una persistencia discreta (5-6 años).
De este modo, una vez evaluada cuidadosamente la respuesta a los diferentes entornos vitícolas del material (especies-variedades individuales o combinadas), es posible establecer plantaciones mejor controladas y de baja competencia con características conocidas y, por tanto, repetibles.